Lo que pasa en la infancia no siempre queda en la infancia
Daniel Croatto Médico recibido en la UNR. Especialista en clínica médica. Con formación en diabetes en el Hospital Clínicas General San Martín. Master en factores de riesgo cardiovascular de la Universita de Barcelona.
Durante los últimos 20 años el sobrepeso y la obesidad infantil vienen aumentando progresiva y rápidamente en todo el mundo y no sólo es epidemia en los países desarrollados, sino también en los países en desarrollo. En nuestro país, los resultados de la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud realizadas por el Ministerio de Salud de la Nación, muestran que la anemia, la baja talla, las inadecuaciones alimentarias, el sobrepeso y la obesidad constituyen los problemas nutricionales más relevantes en niños menores de 5 años. Algunos otros datos que ilustran una situación preocupante son: 53.4 % presentaron exceso de peso (35.4% sobrepeso y 18% obesidad). 25.3% siempre utiliza sal, solamente 4.8% consumen al menos 5 porciones semanales de frutas y verduras, 54.9% refirió realizar un bajo nivel de actividad física.
Si a estos datos le sumamos una revisión de la encuesta anterior realizada en el año 2000, donde la prevalencia de obesidad fue del 10.4% y de sobrepeso del 31.5%, ponemos en evidencia que la problemática en referencia va en aumento planteando la necesidad de realizar un diagnóstico oportuno y precoz para de esta forma implementar intervenciones preventivas tempranas ya que la prevención sigue siendo la mejor herramienta de tratamiento. La obesidad en general y la obesidad de la infancia en particular, predisponen y/o causan muchas enfermedades, tales como hipertensión, colesterol alto, asma, trastornos del sueño, enfermedades del hígado, diabetes tipo 2, enfermedades cardiacas y coronarias, accidente cerebrovascular y cáncer. Peor aún, muchas patologías relacionadas con la obesidad consideradas exclusivamente en la edad adulta están ahora siendo vistas en niños con una frecuencia cada vez mayor. Por ejemplo, la diabetes tipo 2, también llamada diabetes del adulto, ahora aparece en niño a temprana edad. Por otro lado, la posibilidad de que un niño con obesidad se convierta en un adulto obeso es de hasta el 80% y esta es una de las causas que justifican que los esfuerzos de prevención comiencen en la niñez.
La genética es, sin duda, un factor importante condicionante para la obesidad infantil. La probabilidad de que un niño con uno de sus padres obesos se convierta en un adulto obeso es tres veces mayor que en los que no tienen padres obesos. Sin embargo, los niños obesos, en general, reflejan interacciones complejas de la genética y otros factores, tales como el medio ambiente, sociales y factores de comportamiento, que afectarán a la ingesta y al gasto de energía.
La tendencia al aumento de la obesidad en los niños podría ser el resultados de cambios culturales y ambientales relacionados con la inactividad física en las sociedades contemporáneas asociadas a un modelo tecnológico que genera patrones de conducta pasiva estableciendo así factores de riesgo. Así mismo los cambios alimentarios con la emergencia de alimentos procesados y comidas rápidas ha incrementado significativamente el ingreso calórico Últimamente, el desequilibrio entre la ingesta de energía y el gasto es el factor determinante de las altas tasas de obesidad. Es difícil prevenir la obesidad infantil desde el punto de vista genético; sin embargo, es obviamente más eficaz prevenir la enfermedad mediante la adopción de más ejercicios físicos y alimentos adecuados en cantidad moderada.
Factores que pueden influir en el sobrepeso:
· Ser hijo de madre con diabetes previa al embarazo o diabetes gestacional · Tener bajo peso (menos de 2,5 kg) o alto peso (mayor de 4 kg) al momento del nacimiento. · Recuperar peso rápidamente en los primeros meses de vida. · Iniciar suplementos de alimentación (papillas y/u otras comidas) antes de los 6 meses. · Alimentación con leches industrializadas en los primeros 6 meses de edad · Ser hijos de padres con obesidad · Tener en la familia antecedentes de diabetes tipo 2, hipertensión, enfermedades vasculares cardiacas y cerebrales · No realizar actividad física · Estar más de 2 horas por día frente a una pantalla (computadora, tv, tablets, celulares, etc) · Comer más de dos veces fuera de casa. · Consumir frecuentemente bebidas azucaradas · Consumir poca leche (menos de dos raciones por día).
Como sabemos cuándo un niño tiene sobrepeso?
En numerosas ocasiones y tal cual lo demuestran estudios realizados en nuestro país, los padres pueden tener un concepto diferente a los médicos de lo que se considera exceso de peso, la mayoría de las veces considerando que el peso de sus hijos es normal cuando en la realidad se encuentra elevado. Para determinar esto es necesario relacionar la estatura del niño con el peso. A esto se lo denomina índice de masa corporal y de acuerdo a la edad y el sexo existen tablas que permiten determinar si existe o no alteraciones en el peso.
La consulta periódica con el pediatra permite detecciones tempranas de estas alteraciones pudiendo intervenir precozmente mejorando así significativamente los resultados que si el problema evoluciona por mayor periodo de tiempo.
¿Cómo podemos tratar la obesidad y el sobrepeso en los niños?
La medida más eficaz para tratar las alteraciones de peso en los niños es que estas nunca se produzcan. El factor más importante para lograr un cambio es la motivación. Si las alteraciones de peso ya están establecidas, se recomienda aplicar el tratamiento lo más temprano posible, favorecer la alianza con el paciente y su familia, evitar las críticas y estimular los logros.
«La participación familiar es importante para mejorar los resultados a largo plazo»
Se contraindican las dietas de descenso rápido. Por el contrario, los cambios deben ser graduales, pequeños y permanentes. Es indispensable identificar las acciones y conductas que favorecen la obesidad en el ámbito de la escuela y el hogar, con el fin de modificar el ambiente y favorecer la adquisición de hábitos saludables. Deberíamos priorizar la importancia de definir programas de intervención familiar, escolar y comunitaria destinados a la adquisición de estilos de vida saludables y de contar con educación física, alimentos saludables y agua potable en las escuelas.
salud.
Las industrias alimentarias debería disminuir el contenido energético de los alimentos y el tamaño de las porciones, y los establecimientos de comidas rápidas deberán ofrecer opciones saludables con menor densidad calórica y mayor cantidad de fibras sin estimular el consumo de raciones de gran tamaño. El Estado debería promulgar leyes que protejan la salud de la población infantil mediante la regulación de la industria alimentaria.